Quizá lo sentía venir: el hecho de que su muerte se acercaba lo tenía angustiado, más con un cuerpo y una mente socavados literalmente por las drogas, ilegales o recetadas. No era raro que el Rey del Pop delirara,
simulando enfermedades que en realidad no padecía. La muerte final pudo representar un alivio.
Según recoge el Showbiz Spy, Jackson deliraba y naufragaba mentalmente en las fechas más próximas a su fallecimiento. En este período, aproximadamente de seis meses, Michael Jackson decía encontrarse bajo el riesgo de ataques al corazón y cáncer cerebral, así como distintos tumores.
Las fuentes consultadas por el diario News of the World permiten concluir con que el exceso de las drogas había llevado al cantante a perder prácticamente la cordura.
Como si de un vampiro por las mañanas se tratara, Jackson temía el sol y el efecto que este pudiera causar sobre su especial piel. Por ello quizá se imaginaba la posibilidad de padecer cáncer y tumores.
En otros momentos aseguraba estar helado de frío y bajo el riesgo de sufrir congelación. La conclusión es que tanto su cuerpo como su cerebro estaban totalmente exhaustos y trastornados después del exceso de drogas.
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